Por la Sierra de la Contraviesa todavía nos quedn algunos barrancos por descubrir. Uno de ellos es el barranco del Pilar. Afluente del barranco de las Angosturas, más arriba del barranco de la Mina, combina rápeles sin instalación (naturales) con otros instalados con uno o dos anclajes.

Como no lo conocíamos tardamos en encontrarlo y, de hecho, sospechamos que lo empezamos un poco por debajo de los primeros rápeles. Los rápeles finales, pese a ser muy largos en su parte inferior son en pendiente y si la roca está seca, esos trozos se pueden hacer destrepando. En el último rápel que desemboca en las Angosturas nos costó mucho recuperar la cuerda. No se enganchó ni nada por el estilo, pero el rozamiento era muy grande. Quizás habría sido interesante pasar la cuerda solo por una de las anillas para minimizar los roces.

Una vez en el barranco de las Angosturas encontramos una pareja que la estab remontando y necesitaron ayuda para subir un pequeño repecho. Después se dieron la vuelta porque fueron incapaces de avanzar más arriba en el barranco nos acompañaron en el último tramo de descenso.

En uno de los rápeles más tontos (2 metros) un resbalón hizo que me enganchara la muñeca entre la cuerda y la roca. Nada grave, pero vi las estrellas.

Atención especial al último rápel de las Angosturas, que tiene una goma sujeta a los anclajes y te permite bajarlo en oposición sin demasiados problemas.