Raja Santa es una visita obligada cada cierto tiempo. Pese a que es un descenso y ascenso un tanto exigente, el baño de aguas termales abajo es una absoluta delicia.
En esta ocasión Javier y yo mismo queríamos enseñarles esta joyita a Antonio y Luis, que aún no la conocían.
La sima comienza con un paso estrecho un poco peliagudo (que para salir también se las trae): un agujero estrecho, con unas cintas por entro y arriba para ayudarte. En realidad hay una cornisa donde puedes apoyar los pies, pero cuando estás entrando no la ves y da cierto yuyu. Además de que la torta si resbalas no es desdeñable. Una vez superado este primer obstáculo se baja de manera vertiginosa por el tornillo, cuyas estrecheces y requiebros serán el deleite de cualquiera cuando tengamos que ascenderlos cargando con todo el equipo y ya bien cansaditos.
La primera instalación (una anilla y un parabolt) permite instalar una cuerda para destrepar una pendiente no muy difícil, pero en la que un mal resbalón nos podría hacer caer al primer pozo. El primer pozo no es especialmente complicado y tiene un fraccionamiento casi al principio que nos permite evitar un roce. Tras la primera vertical encontramos la posibilidad de seguir bajando casi al lado, a la izquierda (hay un parabolt para fraccionar). Fue la ruta que usamos, aunque más a la derecha hay otras cabeceras que pueden usarse también (que yo no conozco). Seguimos descendiendo por la misma cuerda, haciendo 2 o 3 fraccionamientos y llegamos al fondo de este pozo (en rampa).
Descendemos un poco la rampa y llegamos a una chapa que nos permite hacer un pasamanos hasta la instalación del siguiente pozo. Este pozo tiene un desviador (con un mosquetón) para evitar un roce fuerte que me consta que ha hecho las delicias de algunas personas cuando intentaban subir y no eran capaces de soltarlo. Una vez bajado el pozo nos desplazamos a la izquierda, destrepamos un poco y llegamos a la siguiente cabecera. Este pozo tiene un fraccionamiento a medio camino en la pared de enfrente y una vez abajo llegamos a unas chapas que nos permiten hacer un pasamanos. Allí podemos ver una instalación que se hace desde una cornisa que parece muy precaria (y la instalación está altilla). Como el riesgo de caída lo veíamos alto seguimos descendiendo con cuidado desde allí evitando el roce de la cuerda con un protector.
Una vez abajo encontramos el buzón del grupo espeleológico Iliberis, junto con un pequeño Belén y aprovechamos para ponernos el bañador y descender por la cuerda que hay para destrepar hasta el agua, que está a una temperatura estupenda. Ni frio ni calor, sino todo lo contrario.
Una vez en el agua fuimos nadando hasta que una roca nos impide el paso. Pero en realidad trepando un poco hay una grieta lo suficientemente ancha como para pasar. Tiene un saliente que dificulta el tema, pero si alineas la zona de la barriga con ese saliente, al final se pasa si te aprietas un poco y no te molesta algún que otro rasguño. Luis no fue capaz de pasar. No pilló la postura correcta y la verdad es que se encajó bastante en el mencionado saliente. El resto del grupo avanzamos nadando por la raja, contemplando las paredes que se levantaban a ambos lados. En algunos momentos se hace estrecho, en otros algo más ancho, pero en casi todo momento eres capaz de tocar ambas paredes laterales.
Una vez llegado al fondo me percaté de que el nivel de agua estaba ligeramente más bajo que la última vez (unos 20 cm más bajo por las líneas que podíamos ver en las paredes) y mucho más bajo que en otras ocasiones (se ven líneas de nivel a varios metros de altura). Esta pequeña diferencia de nivel me permitió pasar a una última salita en la que nunca había estado (aunque me quité el casco para no sumergir la cabeza debajo del agua. Esa salita no tiene nada... un poco más de agua, una pequeña trepada y luego un agujero que creo que no continuaba más, aunque la verdad es que no lo exploré.
La salida no revista mayor complicación que deshacer todo lo recorrido. Aunque ciertamente cansa subir por tanta cuerda y especialmente el tornillo con las mochilas, que se hacen pesadas.
Para la próxima: usamos 3 cuerdas. 60m, 40m y 50m. La última con 40 valdría.
Muy divertida la mañana.