Un miércoles de verano bien caluroso es un buen momento para hacer un barranco fresquito, como es el del Torrente de Nigüelas. En esta ocasión fuimos Antonio, Trujo y Zerjillo. Para llegar a la presa de donde se parte hay una aproximación de unos 40 minutos que con el sol y la cuesta arriba, muy agradable no es que fuera. La presa tiene una ascensión por peldaños estilo ferrata de unos 15 metros, totalmente vertical (han puesto línea de vida, por lo que es muy recomendable llevar el disipador.

Tras la ascensión debemos rapelar por el otro lado de la presa unos 30 metros (según las reseñas, aunque creemos que es un poco más). Tras ese rápel se suceden otros más pequeños y menos verticales junto con otros destrepes. La cerrada del barranco es ciertamente espectacular y merece el descenso. El penúltimo rápel hay que montarlo desde un pasamanos que resbalaba un poco. En el último rápel existe la posibilidad de hacerlo desde el árbol o desde un par de argollas. Nosotros lo hicimos desde las argollas porque otro grupito lo estaba haciendo desde el árbol. Hay que tener un poco de cuidado en no hacer mucho péndulo cuando el rápel se hace más vertical.

La verdad es que la sensación final fue bastante buena, pero probablemente los neoprenos eran un poco excesivos (quizás solo el peto habría sido mejor, porque pasamos calor).

Más información sobre el barranco.

Nota sobre el track: Antonio y yo nos equivocamos y al final del todo nos salimos del río 50 metros antes de la cuenta chupándonos una cuesta arriba totalmente innecesaria.